“El Gran Señor es Paripūrṇa o Totalmente Pleno".
(Estrofas 10-11 del Paramārthasāra)
Como Él es así, carece de todo deseo (nirākāṅkṣa). Aunque una pequeña objeción podría plantearse aquí de todas maneras: "Un objeto inerte también luce como “completo” y sin deseos. ¿Cuál es la diferencia entre un objeto inerte y el Señor entonces?". Por eso es que Abhinavagupta agregó: "El Señor es Alguien cuya Gran Bienaventuranza proviene de un descanso en Su propio Ser".
El comentarista explica esta definición de Abhinavagupta como: "Él es Alguien cuya Gran Bienaventuranza o Suprema Satisfacción proviene de un reposo en Su propia naturaleza esencial que es el Rasa o Savia lleno del Asombroso Deleite de la Plena y no fragmentaria Conciencia del Yo". ¿Pero qué significa todo eso realmente? Significa esto:
El Señor no es otro que "Uno Mismo" (esto es claro, ¿verdad?). Si el lector piensa que el Señor es alguien más, no está comprendiendo al Trika apropiadamente. Entonces, ¿qué está haciendo el Señor (¡Tú!) ahora mismo? Está todo el tiempo ocupado en tomar un descanso en Su propia conciencia del Yo. Aun cuando el lector parezca estar ocupado en tantas actividades (pensar en objetos, hacer estas acciones, preocuparse por esto o eso, etc.), su principal actividad es siempre experimentar un reposo en su conciencia del Yo, en "Yo Soy". Ninguna otra cosa es más importante que eso en su caso.
Esta continuidad de la conciencia del Yo, este Supremo Estado del Yo, se conoce como Turya o el Cuarto Estado porque penetra todos los otros tres estados ordinarios de conciencia (vigilia, sueño y sueño profundo). Es por lo tanto Cidghana o una Compacta Masa de Conciencia que lo impregna todo.
El lector es entonces como alguien que nada y toma aire con cada nueva brazada. Las actividades, no importa cuán agradables puedan ser, carecen del "oxígeno" de la conciencia del Yo, por decirlo de alguna manera, y él tiene que sacar frecuentemente su cabeza para respirar. Y cuando el lector se vuelve un aspirante espiritual, aprende a permanecer más tiempo en esos intervalos, donde el oxígeno de la conciencia del Yo abunda. Por ejemplo, aprende que debería permanecer en el espacio entre inhalación y exhalación para tomar una bocanada llena del oxígeno de su propio y divino Yo.
Cuando avanza, se le enseña que existe también otro intervalo para respirar en el espacio entre sus pensamientos, cuando su divino "Yo" mora en soledad, totalmente desprovisto de cualquier actividad excepto la de ser completamente Bienaventurado.
Y cuando ha hecho incluso más progreso en espiritualidad, se le enseña a morar en los intervalos entre dos percepciones objetivas (en el espacio entre su percepción del objeto A y su percepción del objeto B).
Tras haber recibido todo ese conocimiento y practicado acordemente, aprende a quedarse completamente en su conciencia del Yo por largos períodos de tiempo.
Después, un día, a través de su propia Gracia, se da cuenta de que inclusive todo esto que no está en los intervalos, a saber, percepciones, actividades, pensamientos, etc. ¡son también divinas en su naturaleza! Esto es Liberación Final, porque él no depende más de concentrar su atención en los intervalos entre percepciones para experimentar Bienaventuranza. Al contrario, puede ser bienaventurado aun durante las percepciones mismas.
En este momento, cuando está completamente liberado, cuando se ha vuelto un jīvanmukta (alguien que está liberado en vida), él experimenta Bienaventuranza en todo momento, ya sea que su cuerpo esté así o asá, ya sea que su mente esté así o asá, ya sea que su vida esté así o asá, etc.
Esto es Jagadānanda o la Bienaventuranza de darse cuenta de que Dios es Todo el Jagat o el Universo. Éste es el Logro más elevado que un ser humano puede alcanzar. Éste es el Estado de Paramaśiva.
Cuando el lector finalmente alcanza Jagadānanda, experimenta lo que el sabio Kṣemarāja (el Guru de Yogarāja) ha descripto sucintamente mientras estaba comentando sobre el 11mo aforismo en su Spandanirṇaya:
“Después de haber entrado en Bhairavī mudrā, ve a la gran multitud de objetos que surge en el espacio o Éter de la Conciencia, y se disuelve allí mismo como una larga serie de múltiples reflejos que aparecen y desaparecen dentro de un espejo. El mejor de los Yogī-s que, habiendo roto todas sus modificaciones mentales -habiendo disuelto todos sus pensamientos- instantáneamente -después de mil nacimientos- por medio de un reconocimiento de su extraordinaria naturaleza esencial que es una masa de Bienaventuranza Suprema sin precedentes, permanece -se mantiene, no desiste del agarre del principio del Spanda o conciencia del Yo- asombrado, es decir, como si hubiese entrado en Vismayamudrā -la mudrā del asombro-, repentinamente -debido a su logro del Gran Desarrollo o Expansión- experimenta el surgimiento de su genuina naturaleza real. ¿Cómo puede esta vil senda transmigratoria o pravṛtti -vida activa en el mundo- que consiste en la serie continua de nacer, morir, etc. y hace temblar a toda la gente, ser de ese gran Yogī?
No lo es, debido a la ausencia de su causa caracterizada por "nijāśuddhi" o "impureza innata" -el Āṇavamala-. Tal es el significado."
El sabio Kṣemarāja no podría haber sido más preciso en su descripción del proceso de Liberación Final. Su comentario es de hecho dador de Liberación Final ya que está repleto de Gracia divina. El mejor de los Yogī-s, el glorioso jīvanmukta abre su boca en Vismayamudrā (la mudrā o gesto del asombro) debido a su logro del Gran Desarrollo o Expansión.
En otras palabras, él experimenta lo que Yogarāja describe aquí como "el Rasa o Savia lleno del Asombroso Deleite de la Plena y no fragmentaria conciencia del Yo".
Es Plena porque no consiste en pequeños "yoes", cada uno de ellos con sus propios deseos (p. ej. yo quiero esto, yo necesito eso, yo odio esto, yo adoro eso, etc.), los cuales son como gotas en el gigantesco Océano de la Divina Conciencia del Yo (Śakti). ¡No, en absoluto! El divino "Yo" no es como esos pequeños "yoes", los cuales son fragmentarios y no plenos. Cuando el lector ha entonces cumplido con la extremadamente difícil misión de volverse un jīvanmukta, también se da cuenta de que no hay liberación porque no hubo jamás esclavitud. Incluso unos pocos segundos de su bienaventurado trance equivalen a vidas enteras llenas de felicidad usual. Lo que la gente ordinaria llama “felicidad”, es exactamente como gotas del Néctar que emerge desde su propio Ser, pero en el caso de este lector que se ha vuelto un jīvanmukta, al haber ganado el acceso a todo el Océano de Néctar, su Bienaventuranza es masiva como Paramaśiva Mismo.
Esta realización está más allá de la descripción y en consecuencia es un asunto relativo a la experiencia. Todo lo que se ha hecho antes de este gran logro es como el hacer de un sonámbulo. Esto es lo que uno siente: "¿Qué estuve haciendo antes?". Estuvo durmiendo, espiritualmente hablando.
Luego de realizar Jagadānanda, uno se da cuenta de que el universo está en completa unidad con Paramaśiva, tal como se menciona en la siguiente estrofa:
"El universo está en completa unidad con Paramaśiva, puesto que es "tadabhinna" o "no distinto (abhinna) de Él (tad)"
(Estrofas 10-11 del Paramārthasāra)
En suma, la naturaleza esencial o corazón del universo, no es nada más que Paramaśiva constantemente. No existe ningún otro Poder que pueda ser su núcleo entonces, y tal como Abhinavagupta mismo dirá, este Paramaśiva es un Principio cuya naturaleza es Refulgencia, que es totalmente Pleno, cuya Gran Bienaventuranza proviene de un descanso en Su propio Ser, que está repleto de los instrumentos de la Conciencia volitiva, completamente lleno de infinitos poderes, que es libre de todos los pensamientos, Puro, Pacífico y carente de todo surgimiento y disolución.
Śiva es Para o Pleno (Completo). En definitiva, Él no depende de nada más para existir y estar totalmente satisfecho en Sí Mismo.