Ahora, el aspirante espiritual finalmente encontró un maestro espiritual genuino. ¿Qué sigue? Tiene que pedirle al maestro espiritual permiso para ser su discípulo. Esto generalmente se pasa por alto en Occidente. La gente frecuentemente accede al Yoga a través del Haṭhayoga (el más insignificante tipo de Yoga). Llaman “Yoga” al Haṭhayoga por pura ignorancia. Es como llamar “sistema solar” a Plutón. Bien, ésa es la manera en que madre ignorancia espiritual dispuso las cosas en Occidente. Usualmente las personas me dicen que están haciendo Yoga, pero si profundizo en el tema, terminan hablando sobre posturas de Haṭhayoga y todo eso. Así que van a clases de Haṭhayoga y de ese modo a veces hallan por casualidad preceptores espirituales que usan filosofías de India como el cimiento de sus enseñanzas.
Cuando un aspirante espiritual encontró por casualidad a un maestro espiritual, aquél usualmente ignora que es un aspirante espiritual en primer lugar. Descubrirá eso en el futuro. Es divertidísimo. De cualquier forma, en esos casos donde el aspirante espiritual se ha dado cuenta de que es un aspirante espiritual, debe pedirle al maestro permiso para ser su discípulo. En Occidente esto es normalmente omitido porque la gente está acostumbrada a ir a Yoga como va a gimnasios, y tú sabes, sólo se registran ahí y eso es todo. Pero en lo referente a un genuino maestro espiritual, el protocolo es distinto. El maestro espiritual toma la decisión de aceptar discípulos en sus clases y no viceversa. Algunos maestros tienen más paciencia y por lo tanto tomarán incluso discípulos súper tarados bajo sus alas, pero otros son más exigentes y sólo toman cierta clase de discípulos.
Esta cuestión de ser aceptado o rechazado es impactante para los egos, especialmente en Occidente, donde la individualidad reina suprema, y la mayoría de las personas consideran que están en perfecta posición para tomar decisiones, controlar sus vidas, etc. Bien, esto es una ilusión salvo en el caso de una persona real con verdadero poder, pero la mayoría de la gente no lo sabe todavía. Como la mayoría de ellos no tiene poder verdadero, no pueden estar al mando de sus vidas. Están todo el tiempo siendo llevados por las circunstancias externas. Son aparentemente los “hacedores” de sus acciones, pero en realidad los verdaderos hacedores son las circunstancias externas (una manera en la cual aparece Su Poder). De cualquier modo, como ellos se llaman a sí mismos los “hacedores”, tendrán que recoger los frutos de sus supuestas acciones. Esta ignorancia no tiene fin.
Avancemos en nuestro estudio. Existen diferentes clases de maestros espirituales genuinos, según su grado de experiencia y conocimiento. Si el maestro espiritual es demasiado elevado, no verá a sus discípulos sino solamente al Ser. En este caso, no es apto para ser maestro en tanto Su Estado Supremo esté totalmente presente. Así, tendrá que bajar un poco para ver discípulos (es decir, individuos limitados deseosos de encontrar una salida a su ignorancia espiritual). No toda la gente iluminada enseñará acerca de la captación (darse cuenta) del Ser. Repito, si el maestro es demasiado elevado, no podrá enseñanzar apropiadamente puesto que verá a toda la gente como el Ser. Al no ver a ninguna persona en esclavitud, la Liberación Final no tiene utilidad alguna en su caso. Como consecuencia de ello, el maestro espiritual debería descender un poco o directamente no ser tan elevado.
Muchos aspirantes quieren hallar a la mismísima encarnación del Señor en persona para aprender acerca del Ser, pero si eso sucediese la gran mayoría de ellos huirían despavoridos. Si quieres a un gran maestro debes ser un gran discípulo o no entenderás sus modos, enseñanzas, poder, etc. En este sentido, el estado del maestro no debería ser tan elevado entonces o estará en peligro de no tener ningún discípulo. Esto es algo que los aspirantes espirituales (los que se dieron cuenta de que son aspirantes espirituales) no comprenden. ¿Qué quiero decir? Esto: el aspirante espiritual pasó su vida viviendo con gente irreal. Irreal en el sentido de que no se dan cuenta del Ser, de que ignoran que son el Ser. La gente ordinaria es así. El aspirante espiritual pasó su vida entera con estas personas que son irreales. Sí, existen, son el Ser, etc., pero ignoran quienes son. De este modo, es como si fuesen irreales. Después de todo eso, el aspirante espiritual se reúne con una persona real (un maestro espiritual) y no puede entenderlo en absoluto. Ésta es una situación usual.
Los intereses, ideas, acciones, etc. de un maestro espiritual (una persona real) no tienen nada que ver con los del resto de la gente irreal. Esto es impactante para un aspirante espiritual si no está lo suficientemente maduro. En este sentido, y sólo en este sentido, existen distintos grados de discípulos. Los grandes discípulos pueden entender los modos y las enseñanzas de una persona real, pero el resto de los discípulos tendrá problemas, pues están tan acostumbrados a estar con gente irreal todo el día. Es sólo cuestión de tiempo, obviamente, para que ellos acepten la existencia de otro tipo de persona (de una persona real). Lo que es real tiene poder, lo que es irreal no tiene poder. Con “poder” quiero decir “capacidad para conocer y hacer” de manera real. ¿Qué es esto? Capacidad para permanecer en el propio Ser en vez de en mente, ego, cuerpo, etc. Alguien que se ha dado cuenta de su Ser hasta cierto grado al menos, tiene poder personal. ¿Por qué? Porque tiene un “Yo real” y no un mero ego que es el producto de una falsa identificación del Ser con mente y cuerpo físico.
Ahora un ejemplo: imagina que los aspirantes espirituales (y el resto de la gente ordinaria) son como polvo flotando en el espacio exterior. Están constantemente lidiando con polvo y más polvo hasta el punto de pensar que esa polvorienta vida es la “Realidad”. Un día, esos aspirantes espirituales encuentran una “persona real” (un genuino maestro espiritual), que es como un planeta. El tamaño del planeta depende del nivel de su logro espiritual (desde Plutón hasta Júpiter). Al momento del contacto, tarde o temprano, ese polvo espacial llamado “aspirantes espirituales” será afectado por el planeta. Si el planeta es muy grande, serán más afectados, obviamente, y viceversa. De todas formas, aún si el maestro espiritual es pequeño, es siempre más grande que la más grande persona ordinaria de este mundo. La persona ordinaria más grande en este mundo es sólo polvo al final. En otras palabras, aún si el polvo es grande, tenderá a cambiar según los vientos que soplan en el espacio exterior (las circunstancias externas). Para “resistir” la fuerza de las circunstancias externas que soplan sobre uno mismo, uno tiene que ser real y planetario. Mero polvo, no importa cuán grande sea, no puede hacerlo.
Ahora, imagina que el aspirante espiritual más pequeño se reúne con el maestro espiritual más masivo. En este caso, sería como un poco de polvo reuniéndose con Júpiter. Evidentemente, el aspirante espiritual será afectado por ese maestro de manera indescriptible. Júpiter tiene muchísima masa y por lo tanto fuerza gravitatoria. Además, emite radiación. De este modo, si el aspirante espiritual más pequeño se reúne con el más masivo maestro espiritual, el primero no será capaz de seguir al segundo debido a la colosal diferencia que los separa a ambos. Por consiguiente, el tamaño del planeta debe estar de acuerdo con el tamaño del polvo. El aspirante espiritual promedio no es muy elevado. Entonces, digamos, se reúne con un planeta como Marte (un pequeño planeta) y es inmediatamente afectado por la fuerza gravitatoria de este planeta. Después, empieza a moverse alrededor del planeta formando un disco y posteriormente un satélite, etc. Por supuesto, es sólo un ejemplo y no una verdad astronómica. Con el tiempo, el aspirante espiritual se vuelve un discípulo y comienza a acumular “masa” en la forma de poder de conocimiento y acción.
A su debido tiempo, el discípulo se convertirá en otro planeta (una persona real). Éste es su logro de iluminación espiritual. Según su magnitud, podría volverse incluso un planeta más grande que el de su maestro espiritual, etc. La Liberación Final, aunque una, aparecerá en diversos grados de darse cuenta del Ser. A esto lo controla el Ser siempre.
Bien, eso fue sólo un mero ejemplo para mostrar cómo procederá el proceso en el caso de un encuentro entre un genuino maestro espiritual y un genuino aspirante espiritual. Existen muchos casos de pequeños aspirantes espirituales deseando ponerse en contacto con inclusive encarnaciones de Dios Mismo. Esto sería como un poco de polvo espacial precipitándose hacia el Sol. Aún si el Sol trata de “fingir” que no es el Sol, el polvo será tremendamente afectado de cualquier manera. En este sentido, si tú, como aspirante espiritual, tienes que visitar a tu maestro espiritual (que es una encarnación de Dios Mismo) vestido con un traje espacial, tu relación con él será problemática al final. No estoy bromeando sino diciendo la verdad de modo figurativo. Si el nivel del maestro es colosal y el del discípulo es microscópico, no se producirá ninguna iluminación espiritual. El nivel de ambos debería ser el adecuado o no tendrá lugar ninguna captación (darse cuenta) del Ser de manera correcta.
Experimenté algo así con mi propio maestro de Sánscrito. Sabía demasiado acerca de Sánscrito y otras lenguas. La pasé mal tratando de comprenderlo. Mi intelecto muy a menudo se tenía que dar por vencido. Serios dolores de cabeza eran la consecuencia. No importa cuanto él trataba de ser entendible, debido a su masivo conocimiento, nunca me podía sentir cómodo en su presencia. Éste es uno de los problemas con respecto a adquirir conocimiento sánscrito, si tu intelecto no es lo bastante poderoso. Por supuesto, todos piensan que son los felices poseedores de un poderoso intelecto (así pensaba yo en 1989), pero cuando uno finalmente se reúne con uno de esos masivos intelectos, se da cuenta de que su intelecto simplemente no puede dar abasto con la tarea de aprender tantas cosas al mismo tiempo. Es un serio desafío intelectual. La primera vez que me reuní con él, me dijo que no me enseñaría a escribir en signos porque esto era “demasiado elemental” (no bromeo). Gracias a Dios había aprendido a escribir en signos por mi cuenta previamente. Nadie me enseñó eso. Puedes usar mi experiencia y luego imaginar la posición de un aspirante espiritual que se reúne con un masivo maestro espiritual que no solamente es un erudito de Sánscrito sino también un ser que se ha dado cuenta del Ser. Obviamente, si el aspirante espiritual no es adecuado, sentirá frustración al final. Aún si el masivo maestro espiritual compasivamente desacelera su alta velocidad, sólo discípulos “de alta performance” lo alcanzarán. Por lo tanto, un aspirante espiritual debería “sabiamente” buscar un maestro que sea apropiado para su propio tamaño espiritual.
Además, un maestro espiritual masivo es a menudo muy críptico. Da cortas pero significativas enseñanzas. Si el discípulo no es lo bastante elevado, no comprenderá a su maestro. Por ejemplo: “Cubo azul… efervescencia”. Y el discípulo pensará: “¿Qué quiso decir?”. La experiencia de un cubo azul y una efervescencia asociada es una experiencia que se tiene en un estado superior de conciencia, a medida que el Poder del Ser trepa por la columna vertebral y llega a la coronilla. Estas experiencias surgen durante los trances de alguien que está cerca de la Liberación Final. Como te lo expliqué, tienes una mejor idea de lo que ese masivo maestro quiso decir con “Cubo azul… efervescencia”, pero si no hay nadie que te explique las cosas, estarás en problemas. Si no comprendes las enseñanzas, no puedes seguirlas tampoco. Bien, un círculo vicioso al final.
En definitiva, la calidad del discípulo debe estar de acuerdo con la calidad del maestro espiritual. Si éste último es demasiado elevado, no podrás comprenderlo y seguirlo a menos que seas de su calibre. En el próximo artículo, seguiré hablando sobre este tema.